Pajarona

lunes, 18 de octubre de 2010

sueño

Dentro de estos dias me ha inquietado la idea de ir a verte. Hoy vendrás sin avisar. Salgo a la calle y ahí te encuentro.
Una imagen acuática representa el momento, no entiendo bien por qué. Una piscina, color incoloro, luego la calle, los autos y tu casa. No. Primero nos subimos a un auto que nos dirige al camino hacia tu casa. Pasamos por dentro de un supermercado haciendo carrera con los carritos llenos de comida. Bajamos por las escaleras aun en auto, siento la adrenalina de estar en
algun macrojuego de fantasilandia. Nos deja frente a un cerro que debemos subir, finalmente llegamos a nuestro destino. Es una casa azul oscura con un tejado de madera que sobresale de sus límites. Ingreso y se me bloquea la memoria hasta que estamos en un segundo piso. Me acerco, te quiero, me acerco, nuestros labios se aprietan, chocan, me alejo y luego pienso. Tu brazo me busca, don piezas dentales que componen tus sonrisa me devuelven a un recuerdo. Eres tú y haz vuelto. Vuelvo a ceder y dejo caer mi peso sobre ti, esta vez abro mi boca a la tuya y un cálido aliento me da la bienvenida. Me quedo. Bloqueo las consecuencias, le pido a mi conciencia que me deje libre por unos segundos. Nos tendemos en el sofá, todo me parece exitante. Tus manos, ¿qué sucederá con ellas que todo lo embellezen? Ya debo irme.
Me encuentro en mi sala de clases, y mis amigas me retan por haber vuelto hacia ti. Tiene las caracteristicas de quien te absorbe, cómo has podido, me regañan. Y con una patólogica obsesión debo volver a ese lugar, verte un momento, luego me ire.
Tomo la locomoción colectiva, no sé dónde vives. Partimos. Voy observandolo todo minuciosamente a ver si recuerdo algo. Pero esta vez el vehículo se va por otra pista, y no logro ver nada. Intuitivamente me bajo en una parada. Creo estar cerca. Avanzo a mi suerte. Me acerco y llego, pero ya no estás. tampoco tu casa, hay una clínica en su lugar, y personas
desconocidas ¡Qué derrota!. Camino devolviéndome.

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