Como bien dijo Nicanor, el pensamiento muere en la boca. Probablemente halla aniquilado un montón de conjeturas y teorias propias, que al divulgarlas redujeron su alcance a uno o dos oyentes. Es por ello que hoy comienzo a callar tanta idea, y transpasarla intacta al papel. La palabra no se ensuciará más en el titubeo del pensar.
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