Pajarona

lunes, 18 de octubre de 2010

P A R A N O Y A

Sin entenderlo ya no puedo oír la música, sobretodo cuando está directamente chorreando sobre mis tímpanos producto de los audífonos. Tampoco al probar escuchando bajito y por lo lejos, porque confundo el sonido de los acordes con mi respiración y un sonido de tetera si es que alguien las recuerda.
Inteligente y muy tenue es este descuartizamiento de mis sentidos, ya que sin rencores voy perdiéndolos. Hace un momento dejé de ver colores y definiciones, todo se volcó negro sin retorno. Perdido, rascando mis ojos y esforzándome a encontrar alguna luz, estoy seguro de que alguien se aproxima. Miro y no puedo dejar de mirar la puerta, alguien entrará con fuerza a mi pieza con una cara paralizante, de payaso o solo de miedo, agarrado a la perilla de la puerta con las piernas separadas, pose estratégica, mirándome fijo y con odio sin dejar de jadear. Yo me concentro para poder implotar, (explotar por dentro) o convertirme en la misma oscuridad. Tras unos segundos de suposiciones, comienza a desaparecer.
Lo miro y me observa triste, sabe que sé. Lo descubrí primero y lo arruiné al llegar a la solución pero al mismo tiempo a la muerte de estas emociones. O quizás no quería la cura tan repentina. De todos modos, esta vez observo con más calma la imagen proyectada en la pared a partir de mi mente.
Mi mamá, mis abuelos, algún perro que nunca tuve, una compañera de curso del colegio, me hace creer que será el próximo ser en asomarse por la puerta.
Ya no sé dónde me dirijo, me revuelvo en la cama y quedo pendiendo hacia abajo, sujetado por las sábanas astutamente incrustadas bajo el colchón. Si hago ruido puedo despertar a mi papá, viejo de mierda a quien no se le escapa ni una, y que se va a enojar por no haberme ido a dormir. Por haberle desobedecido al irme a la cama a divagar en vez de soñar, a preferir el encierro rotundo a un estado más abundante y económico de inconciencia.
Estirándome finalmente y resignándome a recordar antiguas figuras, observo inmóvil el color de la nada como estando dentro de un ataúd, eternamente.

No hay comentarios: