Pajarona

lunes, 18 de octubre de 2010

Manuel García

Encumbrándome

Me duele la cabeza y arrugo los ojos para aliviar el dolor. Estamos con las jugarretas de cabros chicos, no quiero mejor. A veces quiero quitarme simplemente, bajarme del juego. Después, me parece necesario intentarlo.

Abro el aparato reproductor de música y me pierdo otra vez en sus notas, en una voz acojedora reposando sobre sonidos de cuerda y madera. Llegó a mi vida para contentarme algunas semanas o meses, según la cantidad de sentidos que pueda encontrarles. Yo quisiera lanzarme, deslizarme por un tobogan con la misma hermandad con la que aprecio a las gentes que me rodean, humanos, aquí por lo mismo.
Yo entré no más para mirar, y me quedé.

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