Pajarona

lunes, 18 de octubre de 2010

la loca ester

Me gusta el instrumento de papel que hace caminar a pasos cortos y rápidos -y cada vez más histéricos- a mis pensamientos, que con aire trasgresor entran sin más a mi conversación interna y comienzan a ordenar todo el esquema que tenía pensado, como quitándome del error. Son como esas mamás que cuando van a ver a su hijo que vive solo, empiezan a limpiarles la pieza.

Es medio temprano o así hace creer el clima. Me gustan las mañanas pero generalmente no son muy tranquilas. Incluso, si estoy despierta es porque tengo que ir a clases, estudiar o hacer algún trámite, lo que me sugiere siempre obligaciones. En cambio hoy ahora, rico. Una mañana intencionalmente nublada y fría para mí. Súper deprimente y por lo tanto, desafiante. Desde la inertidad de mi cuerpo sobre la silla, me siento más feliz que nunca y entiendo que no necesito incorporar nada más para mejorar este momento. No permito la entrada a comentarios de la calaña “podría hacer” “podría llamar a” “estaría mejor si”. Lo mejor es ahora y sola, es que no necesito de nadie. Si las personas se detuvieran una vez en el día a conversar y tirarse tallas con el yo interno, vivirían más contentas y menos dependientes. Por lo tanto menos lloronas, menos sicópatas, menos asquerosamente sensibles, menos enojonas. Ah y no existirían las peleas, porque no habría de qué reclamarle al otro que no llegó a donde habían acordado, ya que con uno basta.

¿Acompáñame al baño? No damos oportunidad de poder conocernos y poder comunicarnos con nosotros. Será por eso que obligamos a los amigos a que nos vengan a visitar con asistencia obligatoria y sino me enojo, y no te hablo por Messenger. Quisiera salir a compartir este secreto a todos los llorones de la micro que miran por la ventana pensando, pero soy tan egoísta.

Con esto de que van a prohibir bajar música de Internet, estoy descargando como las tontas hasta cachureos. Falta que hagan una advertencia de que te quitarán algo y todos empiezan al tiro mierda, al estilo Juanes “nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes”. Bajé un disco, al que la dani le llamó “música de aerebox” y que me tiene cavilando alto, porque empieza tímido con unos soniditos de tetris chino, y después se afirma fuerte a lo perfecto donde me uno yo también, a todas las notas de la melodía. Cuando voy de lo mejor, algo incrédula de lo lejos que me encuentro, me deja caer sobre la silla, como un meteorito rápido y de mierda. Esos estúpidos efectos estridentes inesperados se están desquitando conmigo.

No pasa nada con la música desde el computador, tiene que ser con audífonos. Es que no se desperdicia ningún sonido, ninguna intención. Pescando un poco, puedo alcanzar hasta el tono más extra en la canción. Buena.

No hay comentarios: