¡Miren pa aca chiquillos!

Uno se junta con sus amigos y no falta el que saca la cámara. Comienzan ahí medios tímidas las rondas de bombardeos a puro flash y sin flash (para evitar la negrura de algunos). Así uno sin darse cuenta se sumerge en una obseción extraña y patológica de sacarse foto tras foto simulando una y mil caras para enseñarse así al mundo exterior. Contigo, ahora una sola, ahora todos, ahora tú no más, mira pa arriba, abre más los ojos. ¿A verla?
Entonces pienso que en esta era uno tiene el derecho sobre todas las fotografías sacadas hacia su persona.
Soy mala pa sacarme fotos, y no porque no me gusten, sino porque me da miedo salir extremadamente mal. Es que por eso digo que uno tiene ventaja y libertad para hacer y deshacer con la imagen inmortalizada con usted de principal. A menos que, en el caso del terror, salga con otra persona acompañándolo en la foto, que justo aparece tan guapo como un modelo. Entonces comienza la pregunta problemática ¿Cómo borrar esa foto sin que se de cuenta? Esque salgo muy mal.
A todas estas personas les mando con mucho amor un gran ¿Y QUÉ? si nosotros te conocemos en la vida real y te vemos como eres. Por qué engañar al mundo con esa manera de "mírame, soy bella con contraste y saturación", si cuando te encuentres con tus amigos o te conoscan tus conquistados por dichas fotos verán quien realmente eres. Este recurso como estilo de vida resultaría solo para los destinados a no salir más al exterior, y creo que ni usted ni yo desea aquello.
Así que si sale feo, déjese, y si sale bien también.
No se muera por cortar la foto para salvar su buen momento, ni enloquesca por borrarlo.
Amigos mios, son solo imágenes de nada más entretenido, asombroso y bello, que ustedes mismos.