Pajarona

domingo, 8 de noviembre de 2009

Con cariño desde el Perú

Desde los seis hasta los doce años, pasé todos los veranos me en Arica en casa de mi tía Mely, condenada a compartir con mis primos hiperactivos por dos eternos y tortuosos meses, haciéndome invertir el buen sentido del verano. Debido al abandono de mi mamá que aprovechaba de ponerse al día con su hermana, yo ideaba planes de supervivencia para mantenerme lejos de la amenaza familiar. Sin embargo, en aquella pesadilla sin escapatoria, recuerdo a una persona que corría a mi auxilio. Le decían “Techi”, venía desde Tacna y era la tercera nana que contrataban ese año. Yo era la prima gorda, chica y llorona, y ambas cumplíamos las condiciones necesarias para ser humilladas por mis malcriados primos.
Desde aquel remoto tiempo tengo noción del trato otorgado a los peruanos en Chile. Era mi salvadora ya que me defendía de los ataques de los energúmenos, exponiéndose a numerosos “devuélvete a tu país” y “maldita peruana”. La rabia me invadía al ver cómo molestaban a mi amiga de verano solo por el hecho de ser inmigrante. Ellos con mentes de siete años, únicamente obedecían al ejemplo que sugería su país, porque razonamientos o resentimientos no podían estar bien justificados proviniendo de niños.
Después de la abdicación de la Techi, conocí a otras nanas pero no establecí grandes lazos con ellas, pues a medida que crecía ya podía defenderme sola. Me fui masificando como todo chileno, respondiendo como es de esperar frente a un estímulo extranjero.
Crecí y me convertí en un ciudadano más apoyando la causa de ridiculizar a los vecinos limítrofes a través de Internet, sobretodo a partir del 2006 cuando comenzaron a popularizarse los videos cumbiancheros y andinos que mostraban a peruanas de pollera bailando al son de la zampoña, la guitarra y el arpa, que entonando canciones con sus distintivas voces, intentaban parecerse a las de moda sumando sonidos electrónicos y básicos efectos de edición. Producto de la burla hacia su personalidad y sus costumbres, se ven en la necesidad de alcanzar a las culturas de las que no se burlan, obligándolos a separarse de su identidad, logrando un producto patético y generador de risas debido a sus carencias, sin darnos cuenta de la inmensa que nosotros poseemos y que no detectamos. A todo esto ¿Dónde andará la Techi?

No hay comentarios: