Pajarona

jueves, 18 de agosto de 2011

Agua

Lloré sí, de aburrimiento.
Como toda mañana ordinaria los abrí los ojos, pero esta vez choqué de cara al mundo.
Queriendo volver a soñar me perdí en el ir y venir molesto, de dos planos que no convergen
ni en la sala de reuniones.

Lloré entonces por autoregulación orgánica.
Hay veces en que el cuerpo se vuelve insuficiente y rebalsa dudas y miedo, bien vestidos de lágrimas.
Que sin flujo del rio, no hay brisa para quienes lo recorren, ni hace música el arrollo entre las piedras.
¿traerá este mal paso aguas más limpias? o me arrastrará sin vuelta por las venas rabiosas de la tierra.
Porque mi dolor es filoso y mi corazón
infertil, o al menos por hoy congelado
y por ti comiendo hielo.

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