El día comenzó antes del amanecer. Sin poder anotar ideas en alguna superficie fija, dejó suelta a su vista de los ojos, para que ella se esparciera libremente por la playa, corriera hacia las rocas y avanzará a la velocidad óptima para vivir un juego visual, de tus ojos en medio del océano, mientras que tu cuerpo de pie en la orilla entiende poder hacer ambas cosas a la vez, sin asustarse.
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