Pajarona
jueves, 3 de noviembre de 2011
lunes, 26 de septiembre de 2011
duraznito
sábado, 3 de septiembre de 2011
: soledad
Como un Goliat indestructible, te nutres sabiamente con el pasar de los días. Cada espacio vacío ayuda a tu composición maestra. Un paseo triste, los inviernos largos, tanta falta de volumen acrecienta tu poder.
Derribarte es superfluo. Busco a tientas el rescate vecino, el antidoto inmediato ante tu podredumbre. Me devuelves, con falsa carcajada, el sucedáneo de lo que deseo: tan acostumbrada, tan presente.
Tan incorpórea y tanto mal me haces, que te solidificas existiendo.
Mientras que cedo entonces a cerrar la boca, apagar la mente y nutrirme de lo que queda.
El imperio contraataca, opuesto a mis facultades.
Los vicios animales
El gusto por la superficie.
La poca sensibilidad
Vanalidades sobre la alfombra
y entonces
por lo visto
es evidente que esta noche me acostaré con la injusticia.
jueves, 18 de agosto de 2011
no hay pan duro!
Agua
Como toda mañana ordinaria los abrí los ojos, pero esta vez choqué de cara al mundo.
Queriendo volver a soñar me perdí en el ir y venir molesto, de dos planos que no convergen
ni en la sala de reuniones.
Lloré entonces por autoregulación orgánica.
Hay veces en que el cuerpo se vuelve insuficiente y rebalsa dudas y miedo, bien vestidos de lágrimas.
Que sin flujo del rio, no hay brisa para quienes lo recorren, ni hace música el arrollo entre las piedras.
¿traerá este mal paso aguas más limpias? o me arrastrará sin vuelta por las venas rabiosas de la tierra.
Porque mi dolor es filoso y mi corazón
infertil, o al menos por hoy congelado
y por ti comiendo hielo.
sábado, 6 de agosto de 2011
Culto a la juventud
martes, 19 de julio de 2011
adivine usted
martes, 5 de julio de 2011
lunes, 27 de junio de 2011
mezcalina
miércoles, 15 de junio de 2011
sábado, 21 de mayo de 2011
Caramelos de menta
martes, 10 de mayo de 2011
(¡No al asilo de ancianos!)
martes, 12 de abril de 2011
cualquier papel sirve
miércoles, 6 de abril de 2011
librito de noche
jueves, 24 de marzo de 2011
miércoles, 23 de marzo de 2011
santiago en bicicleta
miércoles, 16 de marzo de 2011
impostor
mp-erdí
martes, 15 de marzo de 2011
ciudad
viernes, 11 de febrero de 2011
Burocracia
jueves, 3 de febrero de 2011
Juan segura vivio cien años, pero con miedo.
sábado, 29 de enero de 2011
neoputa
jueves, 27 de enero de 2011
sábado, 22 de enero de 2011
yija!
viernes, 21 de enero de 2011
jueves, 20 de enero de 2011
?
el misterio guarda aquello
horrible que no se ve
por eso te denomino
como
misterioso
lo vulgar entrega todo
pero no miente
ni avergüenza
a sus secretos
qué tanto cuidar la intriga?
derroquemos la mala costumbre de conservar ilusiones
demostremos nuestra esencia pronto
agilicemos el tiempo
no será justo
que alguien cargue con tus decepciones.
miércoles, 19 de enero de 2011
manuscrito
bueno chau
gibberish
círculos
martes, 18 de enero de 2011
oda al odio
viernes, 14 de enero de 2011
i'm so tired
miércoles, 12 de enero de 2011
mirando
sábado, 1 de enero de 2011
5,4,3,2,1.........
viernes, 17 de diciembre de 2010
Canturreos
Cuando caía la tarde, a la hora en que los adultos dormían la siesta, recorría pieza por pieza, vigilando el sueño de todos para entonces dirigirse a su lugar favorito. Acto seguido, tomaba un cepillo de pelo, tubo de pasta dental, lápiz de tinta, o cualquier cilindro que cupiera en su pequeña mano, y se dirigía al lugar secreto. Era el rinconcito menos habitado de la casa de su abuela Grecia, justo al final del patio, circundado por ciruelas y hojas secas que cayeron - y seguían cayendo- de los árboles milenarios que alguna vez emergieron de la tierra.
Luego de recolectar algunas brevas del suelo y respirar del aire fresco que Santiago aún no privaba, se inundaba de todo el silencio del gran patio y comenzaba a cantar. Apretando fuerte el cepillo de pelo que simulaba un micrófono, se instalaba en el escenario para cantarle dentro del sueño, a todos los dormidos de la casa.
De su boca, una verde enredadera surgía tímida, y en sus puntas, florecían las notas musicales de la canción. Hermosas flores, pétalos rojos y azules se dibujaban en el aire, aunque grises cuando callaba de golpe al oír cualquier ruido humano a la redonda. Con cada nota alcanzada, la planta se enredaba por sus pies y la arrancaba suavemente desde el suelo, levantándola de a poco sobre todos los muebles, animales y vegetales que se hallaban en el patio.
Como cantaba con los ojos cerrados, no sabía en qué sector ni altura se encontraría la vez siguiente. Una tarde mientas cantaba imitando a la de Cristina y los subterráneos, “pulgas en el corazón, perros en el callejón...”, la planta la dejó sobre el techo, y desde la cocina, su hermana Cecilia la miró asustada y corrió a contarle a la abuela, quien en vez de regañarla la invitó a bajar para comer torta de damasco, los que habían recolectado durante la tarde. La tomó en brazos y la llevó consigo hasta la cocina. La niña esperaba con impaciencia la tarde siguiente para seguir cantando.
Esa noche no podía quedarse dormida. Hace un mes que se atrevía a dormir sola, e imaginaba historias que protagonizaban los peluches de su repisa. Sentía que la observaban y le hacían muecas, impidiendo que se entregara al mundo de los sueños.
En un arranque de miedo, salió al pasillo y al escuchar los ronquidos de sus abuelos se sintió en confianza de poder cantar, y no ser oída. Cuando se vio a sí misma en el bosque cantando como Blanca Nieves, rodeada de pájaros y flores, se golpeó fuerte en la cabeza. La enredadera la había llevado hasta el techo. Cecilia, que era reconocida por traviesa, halló la ocasión para acusar a su hermana, y despertar a los abuelos.
La niña, asustada, no fue capaz de bajar. Así que siguió cantando hasta traspasar el techo y encontrarse con la noche fría. Continuó aumentando las notas cada vez más, hasta enredarse con una nube. Cuando entendió que estaba muy lejos rompió a llorar y entonces la gran planta se enrolló en ella y la hizo bajar hasta su cama. Para cuando abrió los ojos se sintió satisfecha por haber encontrado la clave para bajar, cuando no quería cantar.
lunes, 6 de diciembre de 2010
no seas hocicón (contigo)
martes, 23 de noviembre de 2010
...................................nada
lunes, 8 de noviembre de 2010
Paseo en patines
Hoy es el cumpleaños número sesenta y seis de Gustavo. Ha estado moviéndose por la casa, visitando los mismos rincones durante media hora. La cocina, el patio, la sala de los cojines y la cocina otra vez, se atraviesan por su camino en dirección a nada físico. Tal vez hacia algún recuerdo.
La oscuridad total de la casa aumenta su angustia. Hace décadas que su aniversario había dejado de importarle, claro indicio de que se estaba quedando solo. El sol había dejado de brillar para él, así como para todos los demás habitantes de Antofagasta.
Acababa de salir de la universidad, cuando el mito comenzó a esparcirse en su cabeza. Hacia el año 2012 se alinearían los planetas. Se derretirían los glaciares y desaparecerían algunas islas. El calentamiento de la tierra y los gases tóxicos no permitirían respirar. La marihuana sería legalizada y la venderían en el kiosco más cercano. Gustavo era joven, y ante esas bases de la vida, esperó la venida de cualquiera de esas alternativas, pero siempre atento a un cambio. Sin embargo, nunca imagino que el norte eterno que rodeó los mejores años de su vida, dejaría ese color amarillo permanente, para pasar al más crudo frío sin colores, blanco de día y negro de noche.
Enciende la chimenea y las paredes crujen. Abriría la ventana pero no, es mejor así. Si allá afuera no se sabe de él, no tendría por qué él saber cómo va todo en el exterior. Gustavo no se fue a la montaña, ni al campo ni al desierto. Solo un día albergó todo lo necesario para vivir, y dejó de existir para siempre. El mundo siguió girando sin su intervención. La humanidad perdió una potencial fuente laboral, un empleado público, un posible amigo, padre en potencia. Gustavo nunca fue a la montaña. La montaña y sus hielos, vinieron por él.
Los polos se opusieron. El Tíbet se fue al hemisferio sur del mundo y los Andes, en estos momentos, alberga a monjes que acuden a retirarse y a meditar en lo alto. El calor tremendo y anormal que ha llegado a esa región, ha hecho cambiar el modo de vida de los tibetanos, pero ellos reciben la gracia del sol, su claridad y tibieza, como una bendición. Como el gran premio producto del buen comportamiento oriental, que al menos no se confundió tanto, como el occidental.
Sudamérica, Chile, y dentro de él, Antofagasta, se enfrentan al godzilla climático. A una gran cámara indiscreta de tiempo indefinido. De promedio 16 grados celcius de temperatura en primavera, bajó hasta llegar a menos 3 todos los días. La luz también fue apagándose indiscriminadamente y ahora la ciudad se basta de vagos destellos al amanecer que se mantienen débiles hasta el ocaso.
Aunque Gustavo cuenta con una importante reserva de provisiones y agua, la temperatura ha descendido tanto que congela las cañerías de su casa. Y por gracia, sería ese el factor que lo hará reencontrarse con la vida de afuera.
Quitó de la puerta, las capas aisladoras de frío y se abrigó con orejeras, bufanda y pantalón de invierno. Finalmente desempolvó el antiguo paraguas negro con las inscripciones G.B, y tomo el primer bocado de aire puro, después de muchos años de cautiverio voluntario.
Frío. Descubrió que su atuendo no supliría ni el diez por ciento de sus necesidades. Oscuridad imperante acompañada de un hielo tremendo. Los antofagastinos se cubrían de un grueso traje tales como los que utilizaban los mineros hacia el año 2000. Tiritando, bajó hacia el centro por calle Uribe para comprar bidones de agua en el supermercado. Un desierto de concreto se presentaba ante sus ojos. Basura fosilizada, como perteneciendo al pavimento. Envoltorios de antiguos Súper 8 y papitas Lay’s cristalizadas junto a muchas otras basuras fijadas al suelo. Los supermercados y tiendas del centro estaban muertas. Se rió para dentro al pensar que llevaba diez mil pesos para comprar. Los billetes deberían ser parte oficial del pasado.
El frío le tensó la piel. Quiso ponerse en movimiento y así aprovechar de recorrer la ciudad de su infancia. Bajó y los bañistas de antaño eran ahora patinadores sobre hielo. La vida se trasladó al océano. Pequeños iglúes tales como campamentos de emergencia, situados a lo largo de la playa, destruyeron su teoría de que Antofagasta no podía expenderse más. Jamás considero al mar congelado. Gustavo estaba absorto. Dicen que las bajas temperaturas hacen a la gente más parca, como sucede en Rusia, pero en este caso, la situación había creado un ambiente de cooperación y compañerismo entre las personas. ¿Sería este el clima el adecuado para reparar una Antofagasta hostil e individualista? Se dio cuenta de que el futuro que esperaba de la ciudad no era tan malo como creyó. El calor del sol era quien derretía los ánimos y hacia arrancar a unos de otros. El frío requería de la unidad. Pensó seriamente en cambiarse de casa.
martes, 2 de noviembre de 2010
berguensa
La música que sale de nosotros es la más bonita. Me hallo cantando muy emocionada y hasta orgullosa de lo que oigo salir de mi boca. Pero nada que ver, es horrible y por eso sé que si alguien me escuchara, pensaría seriamente en lanzarme por la ventana. Debo confesar que he deseado la muerte del que me ha visto haciendo algo vergonzoso, casi siempre relacionado a lo artístico. Bailando ballet cuando chica, imitando a “muñeca brava” frente a la tele, creyendo cantar como Shakira, y hip hopeando con eminem en la canción en donde encierra a dido en un maletero. Mala. Pero también debo decir que he pillado a gente haciendo cosas y me gusta guardar ese recuerdo. La Teresa besando a la pared a sus once años, mi prima hablando sola cosas idiotas, y a la misma prima jugando a la cocinita haciendo un programa de tele. ¡Pero si no tenía nada de malo! Por qué uno se esconde? ¡qué es eso de la vergüenza! Para variar, una ilusión humana de tantas otras inventadas (universidad, la moda, y a veces el tiempo). O tal vez son necesarios esos espacios interiores donde se puede hacer el ridículo, experimentar hacer en secreto lo que en realidad no tiene mayor importancia en los demás, pero que para nosotros son el mundo.
domingo, 24 de octubre de 2010
promesa cachipún
¿Estará bien revivir a un recuerdo quieto, para llamar a la endorfina? como imaginar y continuar situaciones incompletas, sazonarlas al gusto propio y alivianar el día con creaciones volatiles y libres, sin derechos de autor.
Si camino por la calle ya supone que voy avanzando hacia ti aunque no encuentre tu corporeidad.
Estuve tan muerta que necesito escudriñar en un nuevo amor terrenal, como por jugármela a dirigir mi vida en una película en tiempo real. Mi espíritu desea nutrirse del complemento emoción, de que exista un 'otro' fascinante. ¿Será que no puedo vivir sola sin idealizar a los seres humanos, por falta de ese componente en lo que hasta ahora se contextualiza como mi vida? o será que estás siendo y todo esto se transforma de súbito en la más pura realidad. Te iré a buscar, desafiaré a la geografía aunque le hiera, y cuando me diga papel yo sácare la tijera.
lunes, 18 de octubre de 2010
Matando a Marta
Marta doesn’t speak english. Llegó hace dos semanas desde Estados Unidos a Camarán, una localidad de habla hispana compuesto en su mayoría por inmigrantes, que escapando de la brecha del idioma, se congregaron casualmente en dicho lugar. Porque la Marta jamás pudo comprender el inglés. Hilvanar una pequeña frase o idea le resultaba aparte de difícil, innecesario, porque para ella era suficiente mirar a la cara para comunicarse exitosamente con el otro. Trazaba y enganchaba en sus ojos, nariz, pómulos y comisuras de los labios, un hilo imaginario del cual tiraba, cambiando sus expresiones y con ello, pudiendo contar la historia de su vida, sin necesidad de manejar siquiera el castellano. Con su rostro dramatizaba las comas, los puntos seguidos y finales, siendo pionera en un idioma que ni los sordomudos se esperaron venir en la tecnología de las comunicaciones.
Apenas posó sus antiguas maletas de cuero oscuro sobre suelo camaranés, miró a su alrededor y sintió esa emoción que se conecta desde la vista hacia el corazón, decidiendo que esta (ahora sí) sería su nueva tierra. Tendía a realizar ese ejercicio en cada país y localidad vivida; el de bautizar subjetivamente los lugares al momento de identificarlos con algún detalle que llamase su atención. Podrían ser recuerdos, nociones de vidas pasadas o tan solo una palabra, el requisito indicado para refundar las ciudades en su mente.
Muerte 1
Esa tarde de verano, Marta desembolsó sus nuevos ahorros -ya que los de toda la vida fueron gastados el mes pasado en un viaje del que no participó- y pagó un taxi dando al chofer la orden facial de “a la playa más concurrida” por el espejo retrovisor. Una vez allí echó un vistazo general a los bañistas y soleros que gozaban en plenitud de la estación más amarilla del año, y se sentó frente al mar. Niños jugando en la arena, niños llorando en el agua, parejas besándose bajo el sol, amigos riendo en la sombra; mucha gente rodeándola sin advertir su presencia. Sonrió y se devolvió al coche esta vez sentándose de copiloto. Su rostro se ensombreció. Era tan turbia su expresión que fue incapaz de señalar el próximo destino al chofer. O él intentar comprenderlo. Se quedaron estacionados unos minutos que parecieron décadas, hasta que consiguió la mujer señalar el siguiente lugar. A muchos metros hacia abajo del acantilado reventaban las olas, en una playa tan oculta, que ni el conductor supo anticipar. Extrañamente ella pareció conocer el camino desde antes. Desde más joven cuando no era más que una cajera de banco que reducía su universo a una cabina blanca y generar dinero. De cuando hablaba todo el tiempo para rellenar el vacío de su alma. Cuando no imaginaba salir desde su tierra natal hacia el mundo y conocer nuevas culturas. Cuando conoció también a ese hombre que la quitó de toda la monotonía y la llevó a vivir del modo que hoy lo hacía. Pero que la dejó viviéndolo sola, porque ya no estaba. Del mismo modo en que él quiso escapar del mundo terrenal, lo quiso hacer su aprendiz. Hoy decidía quedarse para siempre en un lugar, y sacar la voz por última vez, en un grito de libertad.
Se precipitó a la orilla del acantilado y el chofer contrario a la reacción natural de salvar al otro y quitarlo del error, dio pasos atrás despidiéndose con la mirada de quién lo acababa de condenar con su ejemplo, a ser el próximo aventurero, incluyendo si él quisiera el viaje cúlmine, a la próxima dimensión.
Muerte 2
Descubrió que se ubicaba en el mercado de la ciudad, y se dio cuenta de que no había ingerido alimento alguno en dieciséis horas de viaje, por lo que quiso ir a ver qué propuestas culinarias le ofrecía aquel lugar de tanta actividad y colorido. Como era una distraída profesional y fiel creyente de “esconder en evidencia”, dejó sus maletas a costado de un kiosco de revistas, bien a la vista de los transeúntes, de manera que no se le fueran a perder
Cruzó la calle y al pasearse por el borde del mercadillo se puso nerviosa al no saber por dónde empezar. El cítrico olor de las frutas la confundía, y los dulces de la zona le hacían guiños desde sus envolturas artesanales. Ingresó a ese sector en donde todos comen compartiendo el mismo sitio reunidos de a par, trío, o grupo humano de más integrantes , ignorándose entre sí para delimitar de algún modo, el espacio personal dentro de una ciudad tan demográficamente densa. Ella sería el primer solo de mesa en cuanto leyó “pescados y mariscos” sentándose con decisión a saborear el plato que desde la entrada la camarera advirtió por su cara, qué deseaba. Una suculenta sopa de mariscos se asomó a su mesa, y, observándola detenidamente por unos minutos, decidió tomarla antes de que dejara de humear. Los cuchareos iban cada vez más frenéticos, era posible ver a Marta desde lejos como en cámara rápida, con atención fija en su plato, comiendo como si en eso se le fuera la vida. Y de todas formas, no estaba tan lejos de la realidad. Cuando el cuenco de loza estuvo vacío, empezó a sentir que en su cara se ponía colorada y la temperatura de su cuerpo subía. La azotó un terrible dolor de cabeza impidiéndole pensar y segur los síntomas que continuaban emergiendo de su cuerpo. Al cabo de veinte minutos, que parecieron horas, se encontraba apoyada en la entrada del mercado, hinchada como una pelota, de pies a cabeza. Su estómago se convirtió en su peor enemigo, y después de tanto tiempo practicando su afasia, había olvidado cómo pedir ayuda. Su rostro se perdió entre tanta carne, su cara hinchada como una albóndiga no comunicaba orden alguna, estaba destinada a sentarse en la cuneta a seguir sin resistencia, su inesperada muerte. Minutos más tarde, subjetivamente, demasiado tarde, Besta, conocida de antaño, descubrió que era Marta quien yacía inmóvil en el piso. Se acercó, aunque no demasiado, y siguiendo su camino, se fue pensando en una sola palabra: camarones.
Muerte 3
Para un taxi y este le ofrece una tarjetita con el nombre de un hostal. Marta cansada por el peso de las maletas, decide alquilar pieza en el lugar solicitado. De lujo según ella, porque tenía agua caliente y balconcito con vista a la calle más linda de Camarán, según ella también. Va por toallas limpias y saluda a algunos hospedados al pasar hacia el baño compartido. Una vez allí se desnuda y entrega a la tibieza del agua, relajando todos sus músculos y envolviéndose del suave aroma de las hierbas que recoge en todo lugar guardándola en sus bolsillos, y que en momentos como este, las involucra en el agua haciéndola sentir en el campo, recordando la frescura de la manzanilla y de la … un brusco golpe de sonido la hace despertar. se abre la puerta y ahora, tiembla. Es Besta, la única persona en el universo que podría sentir odio hacia ella. Su hermana mayor quien jamás la perdonó por tan solo haber ocupado su lugar al momento de nacer y robarse la atención de todos -porque la niña es muda- dramatiza burlesca.
- Te demoraste en llegar querida hermanita
Besta, fuera de sí, alzó el secador de pelo para darle un último uso al tirarlo a la bañera donde Marta miraba horrorizada el rostro de quien fuera la única persona que había escuchado su voz.
Luego de electrocutar a su hermana, la limpieza se hizo fácil. En menos de una hora no había evidencia del hecho. Como si nunca hubiese existido la misteriosa Marta.
CALLAD
mar
Para aprovechar la hermosa costa que tiene Antofagasta en sus confines playeros, andar a pie es lo más sensato. Si caminas distraído y con la mente ocupada, es posible que sigas obediente al camino que indica esa maciza hilera de concreto que separa y bordea todo el litoral. Pero, si vas atento al gran espectáculo que pueden significar las olas, estallando y persiguiéndose cada tres segundos, uno entiende que no existe razón para observarlo desde la vereda, sino que es urgente saltar el muro y bajar por las inmensas rocas para encontrarse de repente con un ambiente que al parecer y si es que el mundo de verdad se pone tan justo con uno, te entrega un espectáculo (y un receptáculo) para ti solito, ya que nadie se acerca a ese lugar. ¿La razón? hay que estar allí para entender que las inmensas olas ni siquiera te salpicarán la cara porque no sé a quién se le ocurrió la verdadera maravilla de crear un rompeolas o algún tipo de sistema para que esos tubos transparentes, todos presos del efecto centrifuga, se luzcan al comienzo con fuerza y majestuosidad, pero que, al final, acaben convertidos en una humilde cascada tímida, como perrito pequinés después de haber corrido hasta a ti como un forzudo rottweiler. Así es. Pero no se sabe hasta que se está, y valla qué flojera les da a todos comprobarlo y arriesgarse a mojar su ropita.
Así también se puede observar a variado tipo de aves, que, por no detenerse a bajar a dicho lugar o por último cerca del mar para contemplar como dios manda, se le llama a todos "pájaros" y por favor, es como llamar "comida" a un pastel, una cazuela de campo y una hamburguesa Mc donallds. Los pájaros no son todos lo mismo. Desde mi comodidad (una roca plana asombrosamente anatómica) distingo 5 especies distintas, con variados colores aunque a lo condorito: negro, blanco y rojo, pero así como en el comic, en distintos lugares y formas, diferentes en tamaño, pico, alas, cola, y hasta cántico (graznan , pian, no lo se), pero preciosas cada una juntas y por separado, siempre guardando la distancia prudente entre ellas, no como nosotros que nos atochamos en cada lugar sin dejarnos respirar, convirtiéndonos en enemigos más que en añorados compañeros de especie.
Y anda a ver tu que esa ave bonita de la boca roja le hace quite a la ola creyendo que se mojarálas zapatillas. Ahí se queda sabia de que un poco de agua no mata a nadie.
Así que me acerco más aun
que el agua salada me toque la cara, y que me contagie de esa increíble energía y fuerza que solo el océano tiene.
la loca ester
Es medio temprano o así hace creer el clima. Me gustan las mañanas pero generalmente no son muy tranquilas. Incluso, si estoy despierta es porque tengo que ir a clases, estudiar o hacer algún trámite, lo que me sugiere siempre obligaciones. En cambio hoy ahora, rico. Una mañana intencionalmente nublada y fría para mí. Súper deprimente y por lo tanto, desafiante. Desde la inertidad de mi cuerpo sobre la silla, me siento más feliz que nunca y entiendo que no necesito incorporar nada más para mejorar este momento. No permito la entrada a comentarios de la calaña “podría hacer” “podría llamar a” “estaría mejor si”. Lo mejor es ahora y sola, es que no necesito de nadie. Si las personas se detuvieran una vez en el día a conversar y tirarse tallas con el yo interno, vivirían más contentas y menos dependientes. Por lo tanto menos lloronas, menos sicópatas, menos asquerosamente sensibles, menos enojonas. Ah y no existirían las peleas, porque no habría de qué reclamarle al otro que no llegó a donde habían acordado, ya que con uno basta.
¿Acompáñame al baño? No damos oportunidad de poder conocernos y poder comunicarnos con nosotros. Será por eso que obligamos a los amigos a que nos vengan a visitar con asistencia obligatoria y sino me enojo, y no te hablo por Messenger. Quisiera salir a compartir este secreto a todos los llorones de la micro que miran por la ventana pensando, pero soy tan egoísta.
Con esto de que van a prohibir bajar música de Internet, estoy descargando como las tontas hasta cachureos. Falta que hagan una advertencia de que te quitarán algo y todos empiezan al tiro mierda, al estilo Juanes “nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes”. Bajé un disco, al que la dani le llamó “música de aerebox” y que me tiene cavilando alto, porque empieza tímido con unos soniditos de tetris chino, y después se afirma fuerte a lo perfecto donde me uno yo también, a todas las notas de la melodía. Cuando voy de lo mejor, algo incrédula de lo lejos que me encuentro, me deja caer sobre la silla, como un meteorito rápido y de mierda. Esos estúpidos efectos estridentes inesperados se están desquitando conmigo.
No pasa nada con la música desde el computador, tiene que ser con audífonos. Es que no se desperdicia ningún sonido, ninguna intención. Pescando un poco, puedo alcanzar hasta el tono más extra en la canción. Buena.
after shower
Encontré un poco extraña la manera en que necesitaba quitarme toda el agua de la piel. Enfermo entusiasmo demostraba a los marcianos y microorganismos que me estaban mirando, al frotar con fuerza mis brazos y piernas después de una tibia ducha. Más bien, agua hirviendo. ¿Por qué uno no tolerará el frío? alguna temperatura un grado más bajo que nuestro cuerpo, sobretodo si se trata de agua. Estas desnudo y no te puedes abrigar. Pienso que el frío para los peces debe ser una tema muy trascendental.
cherati
¿Cuántas personas escucharon a Cerati este día, o en este preciso momento y sienten un pequeño estremecimiento de dolor?
Nunca he sido su fan, no sé demasiado sobre su vida, solo tengo la noción universal de reconocer su voz en cualquier melodía, sean temas nuevos, y siempre lo he encontrado un seductor empedernido.
El sabe dónde poner la voz y las frases en el momento acorde con la música, cosa que se quede en nuestras mentes como un mandamiento,
que al leerlo no produzca lo mismo
que al escucharlo.
Mi canción favorita de su último disco es Magia, y habla de que todo el universo conspira a su favor. Y la situación que atraviesa no es contraria a aquella petición. Talvez es aquel su destino en este minuto de su vida. Quién dice que llegar a los cien años es lo ideal, las vidas son diferentes. El sentimiento como escalofrios que siento al escuchar su música, es solo ambiental. Querer que se mantenga, que siga vivo, para qué no sé. Talvéz lo logró todo y allí termina el juego.
Como Lennon quien supo que The Beatles ya habían sido. Todo tiene un tiempo de duración para ser perfecto, si se sobrepasa, estás condenado a vivir de recuerdos, de la época en donde fuiste más exitoso.
El apego a la vida -de los famosos y fulanos- es tan extraño.
no entren moscas
VER ANO
Es más, lo traduzco en una larga espera de emociones y muchas actividades por hacer que probablemente nunca llegarán. En el balcón y sobre el suelo, asemejándome a una alfombra porfiada, me acomodo para hacer fotosíntesis con los primeros rayos de la mañana en este dos de enero. Mientras la ciudad fermenta, salgo a buscar el diario en calzón dando fe de que nadie me verá aunque me vea. Encuentro una carta en su lugar. Una carta con pinta de puño y letra en sobre de papel. Una carta, cuando pensé que Jumbo era el único que se acordaba de mí. Don Fermín Illanes, presente. Me pico porque es para el vecino que intuitivamente sugiero se fue de vacaciones hace unos meses al sur y no pretenderá volver, según la señora del negocio que conversaba con una clienta, mientras yo revisaba invisible las papas y comenzaba de a poco a odiarlo por mala gente y por mal vecino, por envidia y por rencor. Por mi repudio hacia toda la humanidad, hacia la gente chica. Repudio hacia los niños y jóvenes que pertenecen a mi estrato etáreo, pero donde no me incluyo, me incluí ni incluiré.
El verano siempre ha sido inspirador aunque en realidad nunca tuve alguno inolvidable.
Es más, lo traduzco en una larga espera de emociones y muchas actividades por hacer que probablemente nunca llegarán. Desde mi ventana veo caminar algunos grupos de gente que indudablemente se dirigen a la playa. Estúpidos bañistas, gozadores de las incomodidades y el sabor salado. Conversando con otros iguales, entregando puntos de vista donde no importa la respuesta sino el momento que termine para que puedas hablar. La superficie de la arena, personas pequeñas. Y yo acostado, ahora en traje de baño sobre la cama, estiro los brazos y me muevo de un lado a otro como nadando, al tiempo que sostengo el papel y termino de leer la ultima frase. “¿Cómo va la vida?”
Yo aquí, veraneando, respondo.
SANTO LADRON
?
Cuando pienso en ti no quiero que llegues. Cuando apareces, no quiero que te alejes tanto.
Bésame cuando y cuanto se te antoje, nada me importa, todo me parece indeciso, me resisto un poco, cuando me rindo hacia ti todo se vuelve saludable y con buena brisa me deslizo por el tobogán acabando en tu mundo, o al menos lo que conosco de él, que no es más que tu parte y la mia, avanzando.
P A R A N O Y A
Inteligente y muy tenue es este descuartizamiento de mis sentidos, ya que sin rencores voy perdiéndolos. Hace un momento dejé de ver colores y definiciones, todo se volcó negro sin retorno. Perdido, rascando mis ojos y esforzándome a encontrar alguna luz, estoy seguro de que alguien se aproxima. Miro y no puedo dejar de mirar la puerta, alguien entrará con fuerza a mi pieza con una cara paralizante, de payaso o solo de miedo, agarrado a la perilla de la puerta con las piernas separadas, pose estratégica, mirándome fijo y con odio sin dejar de jadear. Yo me concentro para poder implotar, (explotar por dentro) o convertirme en la misma oscuridad. Tras unos segundos de suposiciones, comienza a desaparecer.
Lo miro y me observa triste, sabe que sé. Lo descubrí primero y lo arruiné al llegar a la solución pero al mismo tiempo a la muerte de estas emociones. O quizás no quería la cura tan repentina. De todos modos, esta vez observo con más calma la imagen proyectada en la pared a partir de mi mente.
Mi mamá, mis abuelos, algún perro que nunca tuve, una compañera de curso del colegio, me hace creer que será el próximo ser en asomarse por la puerta.
Ya no sé dónde me dirijo, me revuelvo en la cama y quedo pendiendo hacia abajo, sujetado por las sábanas astutamente incrustadas bajo el colchón. Si hago ruido puedo despertar a mi papá, viejo de mierda a quien no se le escapa ni una, y que se va a enojar por no haberme ido a dormir. Por haberle desobedecido al irme a la cama a divagar en vez de soñar, a preferir el encierro rotundo a un estado más abundante y económico de inconciencia.
Estirándome finalmente y resignándome a recordar antiguas figuras, observo inmóvil el color de la nada como estando dentro de un ataúd, eternamente.
doctor
ANTOFALOPAS
¿Hagamos sándwich?
Manuel García
Me duele la cabeza y arrugo los ojos para aliviar el dolor. Estamos con las jugarretas de cabros chicos, no quiero mejor. A veces quiero quitarme simplemente, bajarme del juego. Después, me parece necesario intentarlo.
Yo entré no más para mirar, y me quedé.
Fonda zapateá
Los sinónimos de esta celebración están claros: carne, chicha, vino, empanadas y por su puesto en abundancia, aunque contrario a lo que se cree, no son pre-requisito para garantizar el éxito de unas fiestas bien celebradas.
El 18 en Iquique es igual al resto del norte. Las ramadas no tienes ramas, pero sí, techos de lona, paredes de cholguán y piso de tierra o, dependiendo del capital disponible, malla raschel (la verde) y son celebradas en el estadio más conocido como el Complejo Deportivo Tadeo Hancke. En él se pueden encontrar infinitos puestos ofreciendo comidas típicas (de la fecha), juegos tradicionales, música que se escucha en nuestro país; cumbia, reggaeton, electrónica y mucha cueca, todo esto acompañado de un penetrante e imponente nubarrón producto de las carnes asadas.
La diversidad se apodera del lugar ofreciendo fiesta para todos los gustos y en un solo lugar, eso sí, el sello va guiado por los directores de la fiesta: los fonderos. ¿Cómo reconocerlos?
El responsable: Juan Sepúlveda de 54 años, tiene un local llamado “El Carmelo.” que se distingue por su énfasis en celebrar la fiesta con un toque nortino.
Aparte de los anticuchos y carnes asadas, vende platos típicos aymaras: calapurca, picante de conejo y el inolvidable chuño, para descentralizarnos un poco. Terminadas las ramadas ya planifica la siguiente, pensando en las mejoras para el local así como la oferta que se expande cada año.
El tropical sound: Cristian Vial Carrasco es un joven emprendedor. Su papá le propuso este año que se encargara de la administración de “Gumersinda”, el segundo puesto de ramadas de su familia. El lugar está, como todos, adornado de banderitas y copihues desarmables, grandes ramas sobrepuestas en un toldo y una pareja de huasos pegados en la pared. Gracias a la posición de las mesas se logra un espacio libre de obstáculos para que los presentes puedan bailar si gustan, las alabadas u odiadas melodías que emanan desde los amplificadores. En su mayoría es música tropical y cumbias centroamericanas, repitiendo algunos temas a pedido del público, casi todos jóvenes.
El patrón de fundo: Tiene trabajando para él a dos meseras y dos parrilleros, los cuatro peruanos. En su fonda hay cueca, se vende empanada y anticucho, lo que se toma es chicha y todo va de blanco azul y rojo. Así no más. Su nombre es Ezequiel González, es chileno y está feliz de serlo. Trabaja en las ramadas todos los años a partir de 1990. “Yo soy de Los Andes y allá pal’ 18, jugábamos hasta el palo encebao’”. En una cruzada evangelizadora decidió traer la verdadera fiesta a Iquique, pero al llegar se dio cuenta que así no funcionaba la cosa y que en el norte no había ni pasto. Ni campo. Ni caballos. Acá solo se come, se toma y se ríe. Así que adecuándose al contexto, terminó por cocinar pollo con papas fritas y contratar peruanas. Bienvenido a la mentalidad iquiqueña don Ezequiel.
Otros: Acá están los que no se pueden generalizar. Solo hay uno de cada uno. Está el señor de los cuyes, que hace un juego súper complicado y grande, con ratones nortinos. También ofrece anticuchos, aunque no muchos le compran ya entenderemos el porqué.
La pesca milagrosa, que tiene peces chinos cada vez menos producidos, también vende chupetes, pastillitas, súper 8 y esas cosas.
Sin ningún respeto está el puesto de completos. No les basta con plagar toda la ciudad. También me encontré con el de los anticuchos que tiene que estar, sino le quitamos todo lo pintoresco al asunto. "Yo maté a Elisa", "Póngale nombre al niño", “Wajardo”, entre otros nombres, también anduvieron matando.
Y un sinfín de personajes varios pero todos iguales, réplicas, iguales todos los fonderos. Yo no se por qué entro a un lugar en vez de al otro, si son todos iguales. Ninguno se esfuerza por crear algo diferente, sino le refuerzan nuevas características a lo establecido. Y por la copia aparece un negocio tocando sound, diez negocios tocando sound, y a todos le molesta pero nadie lo detiene. Si no creamos nuestras propias cosas, no tendremos ese apego a conservar la identidad de nuestras tradiciones. Pero como no lo hicimos, no sentimos remordimiento.